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Domiciano, último emperador de la dinastía Flavia.

Acabo de leer un libro sobre la ascensión al poder imperial de Trajano, primer emperador no romano. Hispano de nacimiento.

El libro es "Los asesinos del emperador", de Santiago Posteguillo. Profesor titular de Lengua y Literatura inglesas, doctor europeo por la Universidad de Valencia. Pongo sus titulaciones porque es la primera vez que veo Bibliografía en un libro de ficción histórica, lo que da una clarísima idea que la documentación sobre los datos escritos es exhaustiva.

Bueno y… ¿a qué viene todo esto???

Pues que me ha llamado la atención el hecho que se narra cómo posibilidad de la aberrante conducta de Domiciano, un origen no derivado de una mente vil, cruel, despótica y carente de empatía,  sino a una factible (teórica) intoxicación por plomo.

 

Santiago Posteguillo escribe: “la muerte de Flavia Julia con un aborto forzado, la persecución de los cristianos y el progresivo deterioro de la mente de Domiciano son hechos históricos.”

Es un hecho constatado que muchos emperadores romanos se volvieron locos.

Se aduce la posibilidad de la consanguinidad, una larga serie de matrimonios entre personas de parentesco próximo, como origen de esta locura.

Y plantea otra posibilidad, la intoxicación crónica por plomo o Saturnismo.

Enfermedad hoy bien conocida, y en cuya sintomatología estarían los trastornos conductuales.

¿Y cómo se producía la intoxicación por plomo?

 Pues porque la vajilla que utilizaban tanto los emperadores como las familias patricias romanas, eran de bronce. Pero el bronce al oxidarse, al contacto con los líquidos depositados, agua, vino o mezcla de ambos, produce un  compuesto toxico: el acetato de cobre, vulgarmente conocido como cardenillo. Que a su vez, además de la toxicidad, provoca un sabor desagradable. Para evitar esto, las copas de bronce se recubrían de una fina capa de plomo. Con el continuado uso de estas vajillas, el plomo se disolvía en mínimas cantidades en el vino y era ingerido. Pero además para otorgar un sabor dulce al vino, se utilizaban ralladuras de plomo como edulcorante.

Bien, pues ya tenemos una causa verosímil, para achacar a la barbarie mental  una raíz externa a la propia conducta aberrante del emperador que deseemos librar de su vileza moral.

Tanto da, que da lo mismo que sea Domiciano, o Nerón, Calígula o Tiberio.

Hasta aquí, todo correcto.

Pero ¿qué es el Saturnismo y que síntomas produce, y es factible esta teoría?

La toxicidad del plomo afecta a la medula ósea y a la producción de hematíes, provocando una anemia.

En el sistema óseo, desplaza el calcio de los huesos, haciéndolos frágiles, y provocando una fragilidad de los mismos. Es una de las formas que existen para sustentar la teoría del saturnismo, al analizar las cantidades de plomo existentes en restos arqueológicos de la roma imperial.

Provoca una alteración del sistema renal, progresiva, hasta llegar a producir un fracaso renal crónico.

En la reproducción provoca una disminución de la producción de espermatozoides, induciendo así una esterilidad en el varón, y en la mujer una tendencia al aborto espontaneo por tener la capacidad el plomo de atravesar la barrera placentaria e inducir abortos espontáneos.

Afecta también al hígado, pudiendo llegar a provocar necrosis hepática.

En el corazón, infiltra el sistema de conducción eléctrico, provocando arritmias. Si unimos, esto a la insuficiencia renal obtenemos una hipertensión arterial y un aumento del riesgo de sufrir patologías cardiovasculares.

Finalmente en el Sistema Nervioso, interfiere en metabolismo de la acetil colina, enlenteciendo las redes neurales mediadas por este neurotransmisor.

 

Bien, entonces si aceptamos la teoría de la intoxicación crónica por plomo de Domiciano, y dicha cronicidad debemos darla por iniciada desde su adolescencia, como causa de su crueldad, barbaridad,  y vileza mental, así como de su paranoia como causa de la persecución sistemática y asesinatos continuados tanto de sus legati (gobernadores de las diferentes provincias del imperios) y de sus familias, como de los senadores y patricios romanos … ¿Cómo sería físicamente el emperador?.

Una persona con un cansancio permanente (la anemia), con vómitos y trastornos gastrointestinales más o menos permanentes, diarrea, dolores abdominales, pérdida de apetito. (alteración hepática)

Posibles fracturas óseas sin trauma significativo (osteoporosis).

Infertilidad (alteración de la reproducción).

Disminución del cociente intelectual, problemas de aprendizaje, dificultad para ejecutar tareas que impliquen capacidad de decisión y memoria a corto y largo plazo,...

Dolores crónicos de cabeza,

Episodios psicóticos.

¿Cumple nuestro emperador estos criterios clínicos?

Pues no.

Es una persona vital, capaz en la toma de decisiones que le afectan: acude a la Germania Superior (82 dc) a “liderar” la lucha contra los catos, las tribus de Germania en permanente guerra en la frontera del Rhin con las legiones romanas. En el 89 dc, “lidera” las legiones que se enfrentan a Saturnino y su unión con los catos, para destronarle, ganando la batalla.

Aumenta el aforo del gran Coliseum, al elevar el tamaño del anfiteatro añadiendo un cuarto piso y excavando una red de túneles, el hipogeo, por la que mover fieras y gladiadores y construir rampas móviles para elevarles a la arena, haciendo más espectaculares los juegos.

No es infértil, ya que tiene dos hijos.

No parece tener problemas digestivos, ya que las bacanales, los fastos culinarios y su avidez por el vino, endulzado con limaduras de plomo es constante durante su reinado.

Por lo tanto, en lo único que nos podemos basar para diagnosticar el saturnismo, es en su carácter violento, lujurioso, paranoico en el sentido de ver enemigos por doquier, principalmente en su entorno cercano. En ver como hostil a todo aquel que sobresalga en cualquier terreno, principalmente el militar, que le pueda o hacer sombra o verle como un posible conductor de una conspiración contra él.

Por lo tanto, el adjudicar un origen de toxicidad crónica por plomo a su carácter  y su comportamiento, careciendo del resto de síntomas clínicos que deberían estar presentes, me parece más la forma de liberar los actos de una mente vil y amoral, adjudicando a una enfermedad el origen del sufrimiento causado de forma consciente y premeditada.

La historia suele tender a buscar este tipo de justificaciones y existen muchísimos ejemplos.

Quiero acabar con una cita:

“Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada.”

Edmund Burke

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